sábado, 17 de julio de 2010

CUADRO Nº9


Ivan García Suarez

¡Pssst! ¡Pssssssssst! ¡eh, tú! ¿Qué miras?... No te asustes, soy yo, más abajo, a tu izquierda, sí. Llevo aquí siete días y dieciséis horas, eres 423 raro que observa mi reino sin saber que soy la que os observa.
Me resultáis curiosos, os veo descoloridos, en vuestro planeta algo no va bien. Cuando comenzáis a ver Firiamm, que así se llama la ludosfera, os adentráis con la mirada triste, y al momento, cuando viajáis a la carpa de los nenúfares, se funden vuestros pies de plomo, y os abrazáis al viejo sabio de rostro azul, quien os susurra, al entendimiento, las cuatro certezas ciegas.
Poco después, una melodía silenciosa se aferra a un lugar impreciso tras vuestro ombligo, y los pájaros torpes emigran lejos, llevándose vuestra pena, es ese el preciso instante en el que el enjambre jorobado os da su mano de uñas largas, y os instala cómodamente en lo más alto de la noria del ayer.

Lloráis, veis, soñáis, reis, os difumináis sobre el trapecio de los malabaristas del equilibrio.
A los pocos minutos de esa eternidad, mi nube toca la trompeta, para avisarnos de que el barco de papel a punto está de zarpar, destino, vuelta a Can Tixedó.




María de las Heras


A los trapecistas no nos resulta fácil la rotación de la tierra.
En cuanto bajamos al suelo
aquello que conocimos ha cambiado.
Los paisajes, las gentes
se han ido
girando, girando
tras la linea del horizonte.
Sólo nos quedan las cosas que, como nosotros,
entonces pendían del aire.
Los astros, los hilos de humo, el asombro...

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