sábado, 17 de julio de 2010

CUADRO Nº21



Lorena Paz


Tus palabras fueron tantas
que al viento le costó llevarlas
tu recuerdo advertía al olvido:
“no podrás con mi carga
ahora con mi silencio acompaño
las imagenes en la nada
por fin olvido tu recuerdo
y el leve susurro de tus palabras.


Gemma Mallol

Harmony of spirit hidden in the quietude of nature, etched deep in the mothers belly. A hidden parallel dream, a silent pocket of calm, no language to express the mystery that remains impenetrable.

Above an ephemeral existence of concepts, too fleeting to grasp as they disintegrate tumbling back into space, disrespectful, in its wake, nostalgia pursues my memory, my sentimentality, my conscience, no way to leave gracefully, it possesses my dream with its sweet distortion.

Memories disturb as they transform, they whirl me around with their giddy riddles, I’m entranced, confused again.... and then in a moments clarity I recognise the landscape of my childhood and I now feel the myriad hues of this red earth that have stained forever the fabric of my being.



Roberto Samper

Nos escondemos debajo de una montaña de súplicas y plegarias, esperando a que un dios nos ayude con sus poderes sobrenaturales y así lograr todo aquello que ansiamos y queremos alcanzar son ningún tipo de esfuerzo. Todas esas frustradas metas que en realidad nunca nos propusimos y que fuimos olvidando por el camino. Ahora no son más que un escrito anónimo.
Cerramos los ojos dejando pasar nuestra vida al azar, como si no fuera con ella. Debilitándonos, lamantándonos y rogando a ese ser extraño que cuide de nosotros.



La loca de la colina

Puedes morir, desaparecer, pero siempre quedará tu obra, quedarán tus cartas. Tú yaces bajo tierra, arrepentido de haber muerto, cargado de tu propia conciencia, de tu propia obra.
Te abraza la muerte, etérea, casi imperceptible, como una brisa, como una caricia. Tú la has dejado llegar, la has dejado llevarte al otro lado, bajo tierra.
Dejaste un brillante legado. Tus cartas forman una montaña que ahora te ahoga, pero ya es tarde y no puedes subir, no puedes volver. No pasa nada, estás en paz, todo terminó.

Es antinatural: las letras salen de su espacio, están escritas en el aire, renglones perdidos...

La muerte pálida como una sábana, como una mordaza, con sus largos brazos, sin manos.
Todo lo escribiste, pero no dijiste nada. Ya no importa...Ahora estás en tu cueva, bajo las piedras, bajo las hojas escritas, desordenadas. Te abrazas a ti mismo porque ya no queda nada que abrazar, mientras la muerte se te pega al cuerpo, te abraza.

Viviste aislado y ahora, muerto, sigues igual.

¿Estás muerto o solamente vives apartado, sin dejar que nadie te ayude a salir?

Esta incomunicación, que ha sido tu vida, también es tu muerte.




Goretti Costa

Palabras.
Palabras infinitas.
Palabras inconexas.
Palabras vacías, insípidas y torpes.

Montañas de palabras huecas, ya han perdido todo su sentido.

No quiero más palabras.
Quiero sentir, quiero disfrutar, quiero experimentar.

Y tú, que esperas una solución definitiva,
Permaneces latente bajo las palabras.
Quédate bajo ese montón de vocablos vacíos y frases inertes.

Montañas de palabras huecas, ya han perdido todo su sentido.

Ayer las palabras me controlaban,
Las palabras de otros marcaban mi camino.
Hoy, sólo yo dirijo mis pasos hacia mi objetivo,
Sólo yo controlo las palabras y las guío.




Renato Steinmeyer

S E R E S I N E R T E S

Tratándose de ti, que estás ahí abajo,
pienso que sientes agobio.
Prefiero pensar, que te acoges a la esperanza.

Tratándose de ti, que estás ahí arriba,
pienso que estás revuelta.
Prefiero pensar, que estás bailando.

El equilibrio perfecto impide que las ideas impresas logren escapar
La atracción de posibles polos opuestos
El despilfarro de energía
El sosiego sereno

Cuando los tentáculos logren su objetivo
Llorará el cielo
Y esas lágrimas envolverán los pensamientos
Y la tristeza se convierte en alegría

Y adorado quien descifre lo manuscrito
Adorado quien interprete pensamientos
Quien los entienda, quien los transmita…

Afortunado




Oripandó

La vida continuaba serena, rutinaria y olvidada del cielo, salvo para la lluvia y los arados. Yo, en cambio, habiendo viajado ya todos los vientos, habiéndome olvidado de mi misma después de verle el rostro a la vida y a la muerte, había ahora regresado. Había pedido a los seres celestes la gracia de volver a su lado, pero ellos habían susurrado en mi oido, con la suavidad de un cabello “no, mujer, aún no ha llegado tu tiempo”.
Para mi, que no pertenecía a los quehaceres cotidianos ni a las cuitas de los campesinos, para mí que era del aire y no de la tierra, era difícil encarnarme, y traté de encontrar un modo de continuar en este lugar y seguir siendo del viendo. Más mi mundo se chocaba contra las colinas recortadas y no encontraba oidos que se prestasen a atender la maravilla. Tan inmiscuidos y confusos los tenían sus propios afanes, sus pequeños pedazos de terreno.
De este modo todas mis visiones, experiencias, sensaciones y sueños fueron plasmados en papel como un vómito. Era tan necesario salir de mí misma de algún modo.
¿Por qué no conseguí hacer vivas todas aquellas palabras?
¿Por qué no me atreví a hacerlas viajar hasta tu oido...?

Las enterré en los cajones, encerré mi ser con ellas y los dolores se hicieron viejos. Sepultados bajo el suelo, fueron creciendo, se aferraron a mi pecho, y supe que había llegado el momento de deshacerme del sufrimiento.
¡Era tan necesario desenterrar las letras de mi calendario, liberar mi verdadero ser dormido!
Entonces dancé.
Y la vida despertó en cada fibra de mi cuerpo. Después, de un modo sutil pero absoluto, se extendió de polo a polo por el mundo y sus rincones. En la danza desaparecí pues me hice aire al fin, pero también fuego, así ardía mi ser, y pertenecí a la tierra, la misma de los campesinos, y me derramá como el agua de un rio infinito. Los remolinos de mi baile levantaron del suelo todas las palabras muertas, haciéndolas danzar conmigo perdiendo y retomando su sentido,
perdiendo y retomando su sentido* – *escrito de delante atrás con las letras reflejadas en espejo-
su perdiendo sentido y tomando
y entonces mi ser y las colinas, la música y los quehaceres, el viento, las palabras, los pedazos de terreno
todo alcanzó su lugar.




Juan Pérez Escribano


He viajado por muchos lugares
en donde creía estar en otros mundos,
pero extasiado ante tu lienzo
viajo a mundos que creo haber visto en este...
pero podría perfectamente ser totalmente al revés.




Renato Steinmeyer

Q U E R I D A T I E R R A


Hay un mundo, un mundo que alberga historias.
Documentos indefensos que no logran cuajar…
Esa melancolía triste que ocupa lugar
y trata de esclarecer la dulzura de sentimientos,
de textos, de frases, y a veces sentencias…
Palabras elaboradas con serenidad, de espíritu cariñoso,
y sobre todo dulce, cuando no cruel.

¿Cruel? ¿Dónde está el bosque originario?

Cuentos que relatan vivencias ciertas, o ciertas vivencias reales, imaginarias…

¿Y el amor? ¿Dónde está ese bosque originario?

Cuenta la historia que hubo seres, pequeños depredadores, habitantes de una cima rodeada, por un mar de posibilidades.
Ellos no conversaban. Cuando se reunían, callaban.
Contaban con un sistema, mediante el que se comunicaban. Contaban historias codificadas.

Inicialmente colocaban estos códigos sobre la arena de las orillas.
Pero cuando pasaban las olas, los códigos desaparecían…

Querían superar la temporalidad. Una temporalidad tenue.

Y tallaban los mensajes en la corteza de los árboles.
Pero el árbol crecía y la talla desaparecía.

Laminaron los árboles y se multiplicaron los mensajes...

Dime: ¿Dónde está el bosque imaginario?

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